31 marzo 2020

Fue  una persona íntegra, un hacedor, un líder. Inteligente pero con un enorme sentido común, supo encontrar caminos posibles a través de los más diversos problemas. INVAP fue gran parte de su vida, y él fue gran parte de INVAP. Bajo su dirección INVAP creció, desarrolló nuevas capacidades, se internacionalizó, se transformó en una empresa ampliamente reconocida en el país, en sinónimo de soberanía.

Con justicia, Cacho siempre consideró a INVAP como una herramienta al servicio del país, como una posibilidad de mostrar lo que Argentina puede llegar a hacer, y a ser, si se trabaja con pasión, continuidad y organización.

No fue fácil, hubo momentos donde el camino se veía demasiado complejo, hasta imposible. Cacho, con mucha fe en el futuro, con valentía y humildad, manteniendo la moral del equipo, no dejando nunca una gestión sin hacer, una puerta sin golpear, una idea que probar, supo conducir a INVAP a través de las crisis de crecimiento, planteando siempre nuevos desafíos, abriendo nuevas oportunidades.

Un verdadero misterio para los que estábamos cerca de él es que Cacho siempre tenía tiempo. Tiempo para atender todas las llamadas por teléfono, tiempo para contestar hasta el último eMail o WhatsApp, tiempo para reuniones y para hablar con todos, tiempo para viajes, para recibir visitas en INVAP. Tiempo para formar y, con gran generosidad, dar paso a las nuevas generaciones de la empresa. Tiempo, también, para cultivar relaciones: Cacho ha dejado amigos por todos lados. Tiempo para compartir chistes, para aprender nuevas cosas, para disfrutar también de la vida. Tiempo, por supuesto, para su familia, para Pimpi, los hijos, los nietos.

Cacho además fue un maestro, que generosamente nos dejó su legado, nos enseñó, con la palabra y con el ejemplo, a ser mejores. Aprendimos con él y de él. Aprendimos que es una responsabilidad del líder preocuparse por la parte humana de los que trabajan con él. Aprendimos que hay que escuchar el doble de lo que se habla (“Dios nos dio una sola lengua y dos oídos”, decía). Aprendimos que “la perseverancia siempre da una flor” y la importancia de “tragar amargo y escupir dulce”. Aprendimos que los gestos de cortesía son útiles y no cuestan nada, y que el sentido del humor ayuda. Aprendimos, tal vez lo más importante, que el grupo es siempre más fuerte que el individuo, que escuchar diversas opiniones enriquece la toma de decisiones, que el trabajo en equipo es siempre más eficaz y más placentero.

¡Cuánto lo vamos a extrañar!

In Memoriam

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HÉCTOR E. OTHEGUY

Nació el 20 de abril de 1947 en Buenos Aires

Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Técnica Otto Krause entre los años 1960 y 1965

Ingreso en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1966.

En 1967 ingresó en el Instituto Balseiro (IB), de donde se graduó como Licenciado en Física en 1970, perteneciendo a la camada N°13 del IB.

Su trabajo final lo hizo sobre metales con Manfred Ahler (Stress Corrosion).

A principios de 1971 fue becado en Grenoble (Francia) por dos meses y hacia fines de año fue a la Universidad de Estado de Ohio con una beca Fullbright donde realizó investigaciones en bajas temperaturas y se recibió de Master of Science en 1972.

De 1973 a 1975 fue contratado para trabajar en la Compañía Metalúrgica Austral, para la optimización del proceso de fabricación de Zinc, primero por contrato con la empresa y desde marzo 1973 contratado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

En 1976, participó y lideró del proyecto de creación de INVAP S.E. en San Carlos de Bariloche y del desarrollo del Zircaloy en el Centro Atómico Bariloche.

En febrero 1978, fue designado Sub Gerente Técnico de INVAP y en 1982, Gerente Técnico; ese año dejó CNEA para pasar a ser empleado de INVAP. En este  período se desarrolló el proyecto de enriquecimiento de uranio, primero en Villa Golf y luego en Pilcaniyeu en el cual Otheguy tuvo una participación destacada en su función gerencial.

De enero 1984 a julio 1985, estudió en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, en EEUU, donde recibió el título de Master of Science Management.

El 2 de agosto de 1991, fue designado Gerente General de INVAP, sucediendo al Dr. Conrado Varotto, líder del grupo fundador de la empresa y continuó como tal hasta el 22 de septiembre de 2017, cuando pasó a ser Presidente del Directorio de INVAP.

Durante su gestión como Gerente General, tuvo que enfrentarse a varias crisis económicas que afectaban al país y supo conducir a INVAP de modo de superar los serios inconvenientes que afrontó con singular capacidad y acierto. Durante su gestión, INVAP encaró proyectos muy importantes de exportación de tecnología nuclear, posicionando a la empresa y la capacidad de la Argentina en el máximo reconocimiento internacional.

Durante su gestión se lanzó exitosamente hacia el área espacial. INVAP fue contratista principal de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y de ARSAT S.A. y como tal responsable de la construcción de los satélites SAC-A, SAC-B, SAC-C, SACD/Aquarius   SAOCOM 1A y B, ARSAT 1 y 2.

Asimismo, en este período INVAP fue pionera en el diseño y construcción de radares de control de tránsito aéreo, de seguridad y meteorológicos en la Argentina, y en la provisión de Centros de Medicina Nuclear para Argentina y países de Latinoamérica

También durante su gestión la empresa fue reconocida con el premio Konex de Platino en dos oportunidades (2008 y 2018), y obtuvo el máximo galardón, el Konex de Brillante 2018 que distinguió a las personalidades e instituciones más destacadas de la última década en la Argentina.

Otheguy fue Presidente de la Fundación INVAP desde su creación en el año 2014.