8 marzo 2017

Qué difícil reseñar una vida tan profusa, intensa y rica como la de Tommy o «Tomito», como le decían sus amigos de «la Comisión» (CNEA) e INVAP.

Nacido en Berlín, Alemania, en 1931, sus padres debieron refugiarse en la Argentina tras huir del nazismo cuando él era todavía un niño. Completó en nuestro país sus estudios primarios y secundarios, para luego ingresar a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó como Licenciado en Ciencias Químicas.
 
En 1955 se vino a Bariloche para formar parte como Profesor y ayudante del laboratorio de Química del por entonces incipiente Instituto de Física, creado por José A. Balseiro. Además, allí pudo cursar como oyente las materias avanzadas de física, profundizando sus conocimientos en el área. Su buena relación con los alumnos, creó amistades que perduraron. En el Instituto desarrolló su vocación artística y dirigió el coro que entonó el himno académico Gaudeamos Igitur (alegrémonos pues) en el Acto de Colación de Grados de la primera promoción de físicos.
 
Luego viajó a EEUU, donde en 1960 se doctoró en la Northwestern University. Vuelto a la Argentina se incorporó como docente investigador en la UBA. Luego de la Noche de los Bastones Largos, fue uno de los cerca de cien profesores que debieron emigrar a Chile.
 
A lo largo de su extensa carrera académica y profesional, se ha destacado como investigador, tecnólogo, docente universitario, escritor e historiador de la Ciencia y la Tecnología argentinas. Siguiendo su veta artística, asistió varios años a un taller de cerámica donde descansaba sus manos leyendo cuentos para sus compañeros, algunas veces, de su propia autoría.
 
Fue «socio fundador» -como le gustaba decir- de INVAP y trabajó en varios proyectos iniciales, como el del desarrollo de la Esponja de Circonio.
 
Entre sus obras se destacan El Tecnoscopio (Aique, 1996), Sistemas Tecnológicos (Aique, 1999), Tecnología en la vida cotidiana (Eudeba, 2004), De los quipus a los satélites: historia de la tecnología en la Argentina (con Carlos E. Solivérez, UNQ 2011) y Desarrollo y ecopolítica: los grandes debates de la tecnología, el ambiente y la sociedad (Lenguaje Claro, 2013). Además, colaboró como columnista durante más de diez años en el Diario Río Negro. En sus columnas abordaba no sólo temas científicos, sino que reflexionaba en profundidad sobre las cosas importantes de la vida, aprovechando cada oportunidad para exponer su vocación por la Ecología y la Educación.
 
Asimismo, entre 1977 y 1992 se dedicó al desarrollo de nuevas tecnologías en INVAP, al tiempo que se desempeñó como Coordinador de la Carrera de Ingeniería en Tecnología, creada a través de un convenio entre la Universidad Nacional del Comahue e INVAP.
 
En esos años, ocupó además los puestos de Jefe en distintos proyectos, Subgerente de Investigación y Desarrollo, Responsable de Estudios Prospectivos e, incluso, Gerente de Recursos Humanos.
 
Sus compañeros de ruta lo consideramos como el Sabio del grupo y el libro conmemorativo “INVAP 30 Años: Tecnología argentina para el mundo” se refiere a Tommy como “Prócer”.
 
Desde 1992, trabajaba como Asesor para la Gerencia General de INVAP, hasta su muerte, ocurrida en la madrugada del pasado domingo 5 de marzo.
 
Pero además de todo lo que hizo, los profesionales que colaboró a formar como docente, los diferentes proyectos y cargos en los que trabajó en nuestra querida empresa, sus esculturas en cerámica y los libros y escritos que nos dejó, Tommy fue un tipo alegre, dueño de un sentido del humor muy apreciado por sus compañeros de todas las épocas.
 
Como dice el título del himno estudiantil que mencioné más arriba y a pesar del dolor de su reciente partida: “Gaudeamos Igitur”. Así te recordaremos siempre Tommy, a pesar de tu partida, con alegría por la persona luminosa que fuiste. ¡Hasta siempre, amigo!

Lic. Héctor Otheguy
Gerente General & CEO
INVAP SE